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Síndrome de Quemazón (“Burnout Syndrome”)

Writer: Dra. Sandy Mercado-PaganDra. Sandy Mercado-Pagan

¿Qué es?

Según el diccionario de la Asociación Americana de la Psicología (APA) el síndrome del quemazón se define como agotamiento físico, emocional o mental acompañado por baja en motivación, disminución o deterioro en desempeño y actitudes negativos hacia el individuo mismo y terceros.  Esto resulta de ejecutar o trabajar en condiciones excesivas hasta que el estrés y la tensión, especialmente los que se derivan de exceso de carga laboral y demanda extrema o prolongada de ejecución física o mental, comprometen el bienestar del individuo.

Desde la primera vez que se acuñó el término en 1974 por el psicólogo estadounidense Herbert Freudenberger, han pasado más de dos décadas en las que han sido muchos los autores e investigadores que han dirigido sus investigaciones hacia el quemazón, aportando numerosas definiciones y modelos teóricos.  Freudenberger hizo referencia a dicho síndrome en referencia a trabajadores de los servicios sociales del Bronx, Nueva York.  No obstante, hoy día existen otros estudiosos que lo han generalizado a muchas profesiones, evidenciando que no necesariamente se limita a manifestarse en profesiones específicas, sino que también existen muchas circunstancias laborales y condiciones organizacionales que pueden provocar la condición.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció en 2019 el quemazón como enfermedad incluida en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11).  Su definición implica tres dimensiones básicas:

1.        Agotamiento o falta de energía

2.        Aumento en tendencia de alejamiento mental del trabajo, sentimientos de negatividad o cinismo relacionado con el empleo

3.        Eficacia profesional reducida

 

A pesar de que la OMS la reconoce como una condición, APA aún no lo ha reconocido formalmente con un código de diagnóstico propio y se ha limitado a identificarlo como un síndrome, con miras a observar las tendencias estadísticas a lo largo del mundo y posteriormente determinar la designación de una clasificación formal.

 

El síndrome del trabajador quemado puede dividirse en dos tipos:

·         Quemazón activo: El empleado mantiene una conducta asertiva. Se relaciona con elementos externos a la profesión.

·         Quemazón pasivo: Suele tener sentimientos de apatía y se relaciona con factores internos psicosociales.


Causas

La siguiente lista puede identificar algunos de factores que causan o contribuyen a la formación del síndrome de Quemazón:

·         entorno laboral

·         condiciones de trabajo

·         exposición continua sin descanso (falta de “breaks”, períodos de tomar alimento, vacaciones, etc.)

·         altos niveles de estrés

·         carga de trabajo excesiva

·         poca autonomía o inherencia a toma de decisiones

·         pobre compañerismo o malas relaciones en el trabajo

·         acoso laboral

·         pobres oportunidades de capacitación

·         capacitación inadecuada

·         Exceso de estimulación aversiva o emocional

·         Cambio frecuente en jornada u Horario de trabajo irregular

·         Conflicto y ambigüedad de rol o puesto.

Factores de riesgo:

Entre los factores de riesgo más críticos a nivel organizacional que contribuyen a la formación del síndrome, figuran:

·         Exceso de burocratización en la toma de decisiones.  Por ejemplo: tener que escalar a muchos niveles para la aprobación de la compra de una silla ergonómica, provoca demasiado tiempo de espera, exacerbación de los síntomas físicos del individuo y síntomas psicológicos como irritabilidad, desesperación, impotencia, etc.

·         Falta de organización funcional. Esto puede provocar un ambiente de constantemente “apagar fuego”, lo que eventualmente resulta en evitar tomar períodos de descanso, de toma de alimento, jornada extraordinaria (“overtime”), etc.

 

Entre los factores de riesgo más críticos a nivel individual que contribuyen a la formación del síndrome, figuran:

·         Expectativas interpersonales o laborales que no se logran a través del trabajo

·         Distorsiones cognitivas – esquemas mentales disfuncionales que se atribuyen al entorno

·         Características personales - Así, rasgos como el conformismo, inseguridad y de dependencia presentan mayor riesgo a sufrir depresión y ansiedad si tienen que enfrentarse a situaciones estresantes. También son más propensos los individuos que sufren de baja autoestima o que exhiben rasgos de perfeccionismo, exigiéndose continuamente a sí mismos más y mejor.

Síntomas y Signos

Algunas de las manifestaciones de este síndrome son:

·         Sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia

·         Baja autoestima

·         Poca realización personal – falta de logros o satisfacción con otras dimensiones de vida incluyendo a nivel interpersonal (familiar, sociales, amistades), salud (física, emocional), estabilidad económica, satisfacción espiritual, etc.

·         Nerviosismo

·         “Bloqueo” o Dificultad concentración

·         Irritabilidad, coraje

·         Síntomas psicosomáticos como: dolor de cabeza, taquicardia, alta presión, hiperventilación, reflujo gástrico, náuseas, diarrea, etc.

·         Insomnio

·         Fatiga o bajo rendimiento

·         Ausentismo

·         Frustración

·         Pensamientos de muerte, ideaciones suicidas, ataques cardíacos, etc.

 

El síndrome de quemazón debe manejarse de manera integrativa, realizando cambios tanto a nivel organizacional como individual.  Una de las herramientas que puedes utilizar para evaluar si padeces o no dicho síndrome es la escala de Maslach o Maslach Burnout Inventory (MBI), que está constituido por 22 ítems en forma de afirmaciones sobre los sentimientos y actitudes del individuo con respecto a su trabajo, el clima organizacional, sus compañeros, los clientes, etc.

 

En el plano individual existen muchas medidas que se pueden implementar para ayudar a que puedas evitar el quemazón.  Algunas iniciativas dentro de un tratamiento psicológico pueden ser: 

·         Psicoeducación. Conocer los factores y circunstancias que contribuyen al desarrollo de quemazón a nivel organizacional facilitan identificar aquellas dimensiones sobre las cuales no tiene control.  Esto implica que al reconocer la influencia que tiene sobre los cambios organizacionales podría ser limitada para luego atemperar sus decisiones.

·         Establecer balance y prioridades de vida incluyendo el autocuidado. Separar tiempo para la diversión, para alimentarse adecuadamente, para compartir con los suyos, etc. ayuda a desconectarse de la sobrecarga laboral.  Comenzar a implementar cambios dirigidos a tener un balance de vida y trabajo implica mejorar la alimentación, ejercicio, descanso, interacción comunitaria, desconectarse, desarrollar un “hobby” o pasatiempo, etc.  Estas son medidas que fortalecen otras dimensiones de vida. 

·         Introspección y Autoconocimiento.  Conocer los rasgos de personalidad de uno mismo que pueden contribuir a presentar los síntomas es crucial.  De este modo, el individuo puede fortalecer sus destrezas de “decir que no”, negociar condiciones de empleo o beneficios, exigirse menos a sí mismo para evitar perfeccionismo, etc.

·         Fortalecer tus destrezas de comunicación asertiva - sin discutir, ni someterse a la voluntad del resto de compañeros y defendiendo sus convicciones.  La destreza de asertividad implica la capacidad de ser firme en la capacidad de establecer límites y comunicarlo sin sentirse culpable.

·          Fortalecer destrezas de manejo de estrés. Aprender técnicas de relajación, atención plena, meditación y respiración ayudan a manejar estresores específicos y de la ansiedad en general. 

·         Ajustar las expectativas a la realidad.  En la medida en que un individuo reconoce que solamente tiene facultad absoluta de cambiarse a sí mismo, y no necesariamente al supervisor, compañeros o a la organización, tendrá mayor probabilidad de éxito.  Tener aceptación en cuanto a que hay circunstancias, condiciones laborales o supervisores que no puede cambiar hace una diferencia sustancial en su enfoque y esfuerzos y facilita que enfoques en aquellas cosas que sí puedes cambiar.  No obstante, también adquirir la capacidad de delegar en circunstancias en que sea viable es una buena alternativa.

·         Fortalecer su autoestima.  Cuando un individuo acepta sus propias limitaciones, no cede a la tentación de sucumbir al perfeccionismo.  De igual modo, reconocer sus propias fortalezas facilita no ameritar validación externa a través de evaluaciones de desempeño extraordinarias o de necesitar aprobación absoluta del supervisor inmediato.

·         Fortalecer sus destrezas de resiliencia, flexibilidad psicológica y la asertividad.  Establecer fronteras o límites, mayores destrezas de organización y tolerancia a las circunstancias adversas facilita mayor capacidad de no caer en síntomas de quemazón.

·         Fortalecer destrezas de afrontamiento a través de hábitos saludables. Prácticas o medidas rutinarias como una alimentación sana, abandonar el tabaco, el alcohol y otras drogas y la práctica regular de ejercicio físico son fundamentales para afrontar el estrés y contribuyen a la salud mental.

·         Toma de Decisiones.  Reconocer que hay circunstancias laborales sobre las cuales no tiene control y no pretenderlo, tomando decisiones concienzudas con relación a este punto.  Esto puede implicar saber identificar cuales son sus valores, expectativas y determinar si eventualmente será necesario negociar condiciones de empleo o hasta decidir renunciar a la organización.

 

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